Una de las cosas que toda persona ha de tener antes de morir es un lugar mágico donde poder desconectar del mundo y conectar con su esencia interior. Este edén no se ha de buscar, normalmente aparece en tu vida sin avisar, pero tranquilo, que cuando se presente ante ti sabrás que es ese tu Paraíso.
Sin saberlo, encontré mi Nirvana, una cala salvaje sin kilómetros de arena blanca o delfines en el horizonte. Un cala sin nombre a los pies de un faro donde la negra roca se funde con el azul del mar.
Saltar al agua desde el embarcadero y nadar por encima de arrecifes y peces es lo más parecido al paraíso que conozco.
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