Si he estado una semana
desaparecida es porque hice las maletas y me fui cinco días a Oslo. Al norte,
norte. A la tierra de los vikingos y de los tíos rubios de metro ochenta.
En un posto anterior hablaba de donde comer sin arruinarse y en el de hoy os quiero enseñar lo que compré en mi
estancia en la capital de Noruega.
Delito sería irse de Noruega sin el
típico recuerdo del Vikingo. Yo lo hice, pero mi hermana no se pudo resistir.
Queso de vaca que compró mi padre
en un supermercado y que en verdad, me fue totalmente indiferente.
Llavero de reno. Es una monada y
creo recordar que fueron una 45 koronas, ahora solo falta ver donde lo pongo,
porque empiezo a tener más llaveros que llaves.
¿Sabiais que el corazón el es símbolo de Suecia? Yo no, me lo dijo la dependienta de la tienda en la que me quité la espinita de no tener un plato en forma de corazón.
Y este imán que espero que aguante más de un mes en el frigorífico. En mi casa, además del monstruo de los cables tenemos la maldición de los imanes. No se como lo hacen pero raro es el imán que no se ha suicidado alguna vez.
Y este imán que espero que aguante más de un mes en el frigorífico. En mi casa, además del monstruo de los cables tenemos la maldición de los imanes. No se como lo hacen pero raro es el imán que no se ha suicidado alguna vez https://la-voz.net/guerra-del-pacifico-o-guerra-del-peru-y-chile/
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