Hace un tiempo vi un post sobre como 8 meses en España habían cambiado la vida de una joven americana. Pese a que llevo practicamente toda mi vida en esta calurosa ciudad llamada Murcia, todavía hay cosas que me sorprenden.
- La primera es casi un fetiche del murcianismo: El limón. Y si, señoras y señores, los murcianos rocían con limón practicamente todo lo comible. Desde una paella a una bolsa de patatas fritas, a todo se le echa limón
- Cuando se dice: "Quedamos a las 7." Realmente se quiere decir que a las siete se sale de casa. Pero en verdad, esperar no importa mucho, hace bueno en la calle.
- El murciano come. Come mucho y casi a todas horas. Recuerdo excursiones con en colegio en las que practimente desde el minuto 1, incluso antes de subir al autobús, mis compañeros empezaban a devorar bolsas de patatas: " Esto es aire, no engorda." Y no se es gordo; se es de hueso ancho.
- Acho sirve para todo. Se podría hacer un spot a lo mediterraneamente con la palabra acho en lugar de vale.
- ¿Calefaccion? Para dos días que hace frío... Mentira. Aquí cuando hace frío, hace frío frío. Frío de verdad. Murcia es muy húmeda y el frío se te cala en los huesos desde principios de diciembre hasta marzo, pero... ¿Calefacion? Si solo hace frío dos días.
- Los hijo se llaman como los padres y las hijas como las madres. Si en el norte te llamas como el santo del día, aquí se heredan los nombres.
- La variedad y calidad de la fruta y verdura de Murcia es ÚNICA.
- Todo se puede rebozar y freír. Desde unos calamares o una berenjenas hasta unas galletas maría o la típica hoja de limonero.
- En semana santa se pueden aceptar caramelos de desconocidos, aunque estos vallan encapuchados.
- Si no se tiene playa no se es nadie. Y ojo con decir que tu kilómetro es mejor que otro.
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