Mi pobre pelo.
El cloro, el estrés pre-pau, el sol y la sal le habian pasado factura hasta que un día se me cruzaron los cables y con una foto de mi admirada Charlotte Le Bon en el móvil, baje a la peluqueria, simplemente enseñé la fot y recé para no meter la para.
Y este es el resultado: menos calor, más volumen, más salud y un look renovado más acorde al estilo indie.
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