¿Qué nos diferenciad de los demás animales?
Aunque a priori parezca fácil
establecer lo que nos diferencia a los seres humanos del resto de animales;
centrarnos solo en unos puntos específicos, elegir lo más significativo es algo
complicado.
La respuesta popularmente elegida
es el “bidepismo” pero esto no es un rasgo único de nuestra especie; las
gallinas, los pavos reales y los suricatos se desplazan sobre dos patas.
Así que mitos aparte, lo que nos
diferencia son cosas más simples y rutinarias. Vivimos en sociedades donde los
lazos familiares, afectivos y amistades juegan un papel imprescindible en
nuestras vidas. Nos relacionamos con los demás por el placer de hacerlo y no
con el fin único de supervivencia. En este aspecto desarrollamos celos, sentimos
y trasmitimos nuestros sentimientos, cuando algo nos indigna o nos sentimos
ultrajados no dudamos en dar voz a nuestras quejas y compartirlas con los
demás.
También, en ámbito social es
imprescindible destacar la cultura, la capacidad que tenemos de hacer algo
creativo para expresarnos y hasta en ocasiones lucrarnos.
La visión de la muerte, el miedo
y la incertidumbre a lo que hay más allá nos ha obligado a crear mitos,
leyendas, culturas, tradiciones y religiones para calmar la agonía que su
presencia nos provoca desde tiempos inmemorables. Somos los únicos que entendemos
la muerte y sabemos anticiparnos a ella, ya sea construyendo pirámides donde descansaran nuestros restos o
redactando testamentos para repartir nuestras pertenencia.
Respecto a esto último, el ser
humano ha desarrollado una cultura material que nos ha empujado a dedicar
nuestra vida a conseguir recursos para obtener más poder dentro del grupo y
distinguirnos. Para el ser humano la economía es un pilar fundamental para el
desarrollo de la sociedad.
Otro aspecto a destacar es la
capacidad de crear herramientas y emplearlos no solo como prolongación del
cuerpo si no como una “ayuda” extra. Por ejemplo, un chimpancé con un silex
golpea a su presa con la piedra como si esta fuese su puño, en cambio nosotros
asumimos que corta y lo empleamos como un cuchillo para descuartizarla.
Físicamente el rasgo más
característico que nos distingue es el pulgar oponible y la capacidad de
emplear las manos para transportar objetos o líquidos. Además, el bipedismo
convirtió el parto en un acontecimiento social debido a su complejidad y a la
incompetencia de los recién nacidos que dependen de un adulto hasta los dos
años más o menos.
El empleo de utillaje, el manejo
del fuego y el aumento de la resilencia (capacidad de improvisación y
superación ante una adversidad) derivó en una dieta más compleja que fue el
empuje final en la carrera de la evolución humana. Al poder cocinar y conservar
durante más tiempo los alimentos, el ser humano adquiere más energía (las proteínas
animales sacian más que los vegetales) y libera su tiempo para desarrollar
otras habilidades como la escritura u otros tipos de trabajos.
En conclusión, lo que nos
diferencia de los animales son aspectos apreciables a primera vista como la
morfología de nuestro cuerpo y otros que se desarrollan en el interior de
nuestro cerebro como nuestra capacidad de lenguaje, de crear objetos, de
relacionarnos y de superar adversidades.
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